sábado, 14 de noviembre de 2009

G.A.P.A:

"-Debíamos identificarnos como fuerza movilizadora y para ello lanzamos a la calle un panfleto con las siglas GAPA, que significaba "Grupo Autónomo Pro-Arte".
Nuestra declaración de principios era ambigua: mezclaba ideas del surrealismo y el Mayo Francés, reivindicaba la poesía como indispensable motor y a los sueños como fuente de la que beber.
Aún recuerdo el frenesí de Pablo Enrique y Marcelo en el dictado de la proclama fundacional, tecleando en el Petit Lion D'or aquellas frases dinamitadoras.

La ambiguedad de esos principios (incluso que no fueran verdaderamente novedosos) poco importaba. Lo indiscutible para ese entonces eran las ganas de hacer que brotaba por nuestros poros; lo que era en sí todo un desafío, muy especialmente a pesar de haber transcurrido nuestras respectivas adolescencias en medio de una terrible censura y persecusiones ideológicas.
Eran nuevos y revitalizantes para nosotros, indispensables para el momento y puertas abiertas a la transgresión... incluso, terriblemente divertidos.

Hubo una serie de libros que causaron sensación. Hablo de un antropólogo que en realidad había estado muy en boga en la década del '70, pero que llegaba a nosotros a principios de los '80, un poco sugerido en algunas de las canciones de Luís Alberto Spinetta en su obra "Alma de Diamante". Me refiero a Carlos Castaneda y las experiencias de Don Juan, obras que marcaron nuestras almas a fuego.
Aún conservo la primera edición en español de "Las enseñanzas de Don Juan", del Fondo de Cultura Mexicano, del año 1974. Ese libro voló mi mente a principio de los años ochenta, con finas marcas en lápiz permanecen mis anotaciones de entonces, señalando destellos fulgurantes de sabiduria-".

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