Es curioso que este hecho extraordinario, que sucediera entre los meses de septiembre y octubre del '85 , lo hubiese G. olvidado hasta el momento de recapitular los sueños de los pasadizos.
Casi dos años después surgió en él la idea de que aquella puerta prohibida podría ser la salida del portentoso triángulo, como una extensión subterránea de aquél vértice dibujado en mi planito, aquel punto que está próximo al mar.
¿Qué habían comentado en aquél entonces quienes se enfrentaron al guardián?: ni Pablo Enrique, Ni Dany o Marcelo volviéron a mencionarlo.
Apenas al retirarse de allí hicieron algunos comentarios banales, más bien en plan chistoso sobre el aspecto físico del guardián, la cadena como látigo, la tensión del momento,etc. Seguramente nuestras risas pretendían sacudirnos el temor aún presente en el ambiente.
Sé que resulta extraño. Que es difícil olvidarse del terror vivenciado ante la inesperada intimidación de un demente armado. Sin embargo así fue.
Aquellas imagenes hechas recuerdo retornaron a su memoria en unas conversaciones con R.: o sea, relatándole sus sueños en una serie de cartas alemanas (ya en el año '86 u '87), vino a su memoria el incidente aquí descripto, y a partir de él, la imagen de la puerta prohibida se presentó ante sus ojos.
Enumerar conversaciones concretas con R. sería más que difícil, puesto que hace más de treinta años vienen descifrando juntos misterios de todo tipo. Su capacidad de escuchar e interiorizarse en sus escritos han sido siempre de un compromiso total.
jueves, 19 de noviembre de 2009
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