miércoles, 18 de noviembre de 2009

Una pequeña puerta amurada en la roca:

Si bien, por causas fortuítas es a mí a quién le toca relatar estos acontecimientos sobre la vida de G., hay partes que prefiero copiarlas tal cuál fueron escritas en su momento:
"-Sobre la costa, a la altura del claustro, donde una loba amamanta a dos gemelos, cae abruptamente hacia el mar una formación rocosa, de orígen granítico. Zona de paseos turísticos que cuenta con una particularidad: ser excesivamente oscura por las noches.
Siguiéndo el recorrido de las rocas,transitando paralelamente a un murallón de proporciones, cubierto por plantas colgantes (uñas de gato, enredaderas), puede uno toparse en forma repentina con una pequeña puerta. La misma siempre tiene candado y una gruesa cadena. Lo extraño es que cualquier transeunte puede pasar por allí sin prestarle la menor atención. En mi caso no fue así, y conociendo la recurrencia de mis sueños geométricos podría decirse que es a causa de mi obsesión...

Sin embargo, desde niño esa puerta pequeña, clausurada, era llamativa para mí. Esto no es vanal ni puedo tampoco llamarlo simple casualidad: en varios acontecimientos de mi vida he sentido como un signo, un mensaje que viene desde muy atrás,cierta atracción o quizá una especie de premonición.

Siempre subterránea y prohibida, aquella puerta de madera rústica (al igual que los edificios emblemáticos de mis sueños) se integran al paisaje cotidiano, a las postales vacacionales de miles de personas, sin más. Sin embargo, en mi caso podría rastrear significaciones, atracción, inquietudes con una data bastante antigua: durante más de diez años he rondado entre esos edificios con creciente interés, lo que podríamos llamar, una especie de imantación-".

Ciertos pasajes de la libreta mantienen intácta la fuerza y convicción con los que fueron contados. Hay puntos del relato que intuyo como revelaciones.

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