martes, 24 de noviembre de 2009

Pensativo, con su mano sosteniéndo el mentón...

¿Qué otras cuestiones inundaban el alma de G., aparte de sus sueños recurrentes?.
¿En qué ocupaba sus días, además de aquellas intensas noches de bohemia?.
Sus otras obsesiones sumadas a las afiebradas congregaciones en el Petit Lion D'or estaban dadas por la lectura frenética y el intento de escribir una novela.

"-Es como la vida misma -se decía- ¿O acaso no estamos cubiertos de infinitas capas y pensamientos?. Sometidos a los vaivenes de los acontecimientos y sensaciones que nos cruzan como diagonales"-.

G. encontró algunas hojas ajadas guardadas en su carpeta de archivos. Corría el año 1987, y esos escritos estaban ya próximos a cumplir dos años.
Indudablemente los habría releído en varias ocasiones, pues estaban lo suficiéntemente arrugados.
las letras redondeadas de su olivetti en tinta negra, con algunas frases resaltadas en rojo le resultaban casi una prolongación de su propia caligrafía.

Otras veces el ímpetu de registrar sus pensamientos lo sacudía en plena calle, extraía entonces de su bolso una oportuna libreta de espirales. Recuerdo la mano en pulsión de escribir, la birome bic en posición de loca carrera, geometría de letras y palabras candentes: dibujos de la lengua, al fin.
Como un poseído espiritual, en pleno estado creacional, volcando en sus escritos la sed verdadera.

-"Este corazón que observa y arde, es capaz de incendiar papeles al transcribir sus pensamientos"-, le había dicho en una ocasión a su amigo R.
En sus anotaciones nocturnas quedaban impresas muchas de sus inquietudes, algunas veces las guardaba o daba a leer a sus amigos. Otras veces terminaban olvidadas o simplemente descartadas...

-"¿Cómo abrir una brecha por la que se filtren los significados?.
Pongo un cassette de Caetano Veloso , pidiéndole, tal vez a la música, la fluidez que me falta"-.
"-¿por qué necesito escribir, para qué la urgencia de este relato?. Garabatos que pretenden -no sé cómo- desentrañar lo sucedido.
¿Para qué?, sino por sacar fuera esa sustancia de la que estoy compuesto...
¿pero cómo hacerlo?"-.

"-Habría que ser sincero (se decía a sí mismo): Absolutamente sincero. Sacarlo todo fuera para luego registrarlo en esas hojas, logrando así una imagen recompuesta -ya no fragmentada-.
Para ello debería ir en busca de escritos dispersos, tachados, borroneados... algunos de ellos probablemente perdidos. Hojas borrachas de poesía, garabatos como brazadas de un náufrago que no quiere ahogarse en sus propias confusiones, en sus miedos prozaicos"-.

Apenas unas hojas que quedarían en el intento. Sin embargo era evidente (estaba claramente registrado) que aquellos días incubaban algo poderoso. En una mezcla de agitación creativo-destructiva (de alegría y dolor) se alimentaba el animal que habita el reverso de las cosas: ese salvaje que mutila poemas, destruye anotaciones; dejando apenas rastros de expresión.
¿Cómo decir lo imposible sin caer rehen del sin sentido?.

"-Sin embargo, intentaré rescatar la esencia de mis anotaciones: voy a deletrar el significado oculto. Redescubriré el pulso de aquella época destinada a marcarme a fuego"-.

"-Un nuevo sorbo de mate, pero esta vez en el Bertosis, sobre aquellos otros mates tibios (más antíguos) bebidos dos años atrás en la casa de la calle Cardiel...
Nuevos tipeos a máquina para contestar a R. en interminables cartas impresas en hojas celestes qué había ocurrido en Mardel luego del fuerte vendaval que los sacudiera a todos por igual"-.
G. recomponía sensaciones y sentimientos. Yendo y viniéndo por los años como en una autopista de doble carril.

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