sábado, 8 de mayo de 2010

Con el lobo en las manos:

Llegado el momento, en medio de esa charla, Norberto se dirigió a su habitación y volvió con un objeto de color terracota oscura, el que sin mediar palabra colocó entre mis manos, pidiéndome lo observase con detención.

Una estatuilla moldeada en cerámica renegrida, la que me dejó profundamente impresionado desde el primer instánte. Una vez que puse mi atención en ella, desde mi alma hicieron eclosión un sin fin de sensaciones muy poderosas.

La imágen representaba a un hombre demencial. Que visto de un perfil mostraba un rostro lleno de espanto,de tensa musculatura facial, con una boca negra y profunda, que gritaba viceralmente.
Desde allí se podía vislumbrar el terror, un dolor terrible y sin fín. Esa boca se perdía en la negrura misma, de una garganta hecha abismo.

Sobre su mejilla comenzaban a manifestarse erupciones, que se transforman luego en escamas y que bajan por un cuello flaco, muy largo, casi doblegado.
Esas escamas hacen que el rostro se vuelva más inhumano, y produjeron en mí ciertas nauseas y temor.

El otro perfil era más calmo, ví en él el rostro de un hombre sometido a grandes pesares, a tensiones que están acabando con él. Pero su boca -que también grita- sufre y pide clemencia. Tiene una esencialidad diferente, es la de una victima de fuerzas ingobernables.
Uno quisiera que cese su dolor, que se aplaque.
Viendo ese perfil sufriente, uno no puede menos que sentir el deseo de poder ayudarle.

Quedé con la estatuilla en mis manos, fascinado por un largo tiempo. Perdiéndome en lo profundo de esa abismal boca negra... ese grito desgarrado que viene de lo profundo, ese dolor que nace en el principio de la existencia misma.
Hechizado por tanta expresividad, ante tanta maestría para ejecutar esa pieza...

Hasta que Norberto volvió a acercarse a mi, con risa estertorea, dando palmadas en mi hombro.
"-¿Sabes tú qué representa esta estatuilla?: Al Lobo estepario!!!.

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