viernes, 7 de mayo de 2010

Los brujos entran en escena:

-"Una vez más, sería deambulando por las calles de mi ciudad como ingresaría -sin darme cuenta- en los territorios ocultos.
Caminar era reejercitar mis músculos debilitados por la cuarentena, era recibir el sol en esa piel aún amarillenta y buscar, a la vez, un sitio donde encajar, una isla acogedora luego de tanto naufragio"-.

En una de esas caminatas me crucé con Juan Pablo. El sitio del (aparentemente) casual encuentro fue el barrio de la terminal de micros de Mar del Plata. Él también estaba solo y rápidamente me invitó a que lo acompañase en su recorrido.
¿A dónde se dirigía?: - Al departamento de Norberto, un conocido, que seguramente me resultaría muy agradable. Un tipo muy instruído, ya lo vería"-.

G. siempre fue curioso, por lo que la invitación de Juan Pablo cuadró rápida y naturalmente en sus planes. Nada importante o urgente había en su agenda en aquella tarde.
Por otra parte, como en aquellos días estaba bastante sólo, la posibilidad de conocer gente nueva no dejaba de sentarle un plan atrayente.

Recorrieron juntos las pocas cuadras que aún quedaban por transitar - ya que Norberto vivía muy próximo a la terminal-. Y en pocos minutos estaban ambos dentro del apartamento de aquél personaje.
Nada hacía suponer que, desde ese preciso momento, comenzarian a ocurrir extrañísimos aconteceres...

No hay comentarios:

Publicar un comentario