martes, 4 de mayo de 2010

La palabra hecha verbo:

Luego del desafortunado reencuentro, a su regreso de Rosario, G. sopesaba las causas de tanto silencio, volvía al recuerdo la imágen de los ojos de Ana transitando las baldozas.

Evidentemente -desde entonces- la herida comenzaría a cicatrizar, aúnque por entonces ardía y sangraba.
Es increíble la mecánica de los cuerpos por reestablecer el equilibrio, ese aspecto casi instintivo que nos lleva a borrar de la mente ( así sea en apariencia) aquello que nos hace mal.
Definitivamente: ya los tres (en el sentido geométrico), estaban separados para siempre.

¿Significaba ésto falta de amor?. En absoluto.
¿O hay amores trágicos, nacidos por equivocación?. Aún no podía dar respuesta a esa suposición.
Sin embargo: en ese aparente sin sentido fermentaban porvenires insospechados.


De tantas lecturas hechas en aquellos días hubo una frase que lo impresionó, tanto que la dejó anotada al costado de su libreta, junto a los escritos afiebrados:

"ALGUNA VEZ HABÍA CREÍDO EN EL AMOR COMO ENRIQUECIMIENTO, EXALTACIÓN DE LAS POTENCIAS INTERCESORAS.
UN DÍA SE DIÓ CUENTA DE QUE SUS AMORES ERAN IMPUROS. PORQUE PRESUPONÍAN ESA ESPERANZA, MIENTRAS QUE EL VERDADERO AMANTE AMABA SIN ESPERAR NADA FUERA DEL AMOR".

° JULIO CORTÁZAR



Mediante la sinceridad lograría descubrirse, para ello se hacía necesario no fingir.
Una idea estaba siempre presente: completar la propia imágen.
Un sin fín de preguntas giraban cíclicamente en su interior. Alrededor de sus misterios (aquellos misterios de los que G. estaba compuesto) temas centrales como la búsqueda de la unidad y el amor se hacián urgentes.
Ciertas veces creía que en vez de cíclicas, sus especulaciones se desarrollaban en espirales, como un largo viaje hacia el centro de su corazón.
Espiralada era incluso la trama de sus escritos, que junto a las pinturas surgieran como una especie de conspiración contra la enfermedad, y que pretendía fueran capaces de transportarlo a la expresión definitiva de su esencialidad.Aquello que él llamaba La Palabra hecha Verbo.

Surgía allí una fuerza inquebrantable - la voluntad creadora- que develaría los misterios, trayendo consigo respuestas ineludibles. Aquello que su alma y cuerpo exigían para volver a la armonía perdida.
Dejando entonces el lastre de la enfermedad, como ciertos seres vivos mudan de piel para seguir evolucionando.

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